domingo, diciembre 03, 2006

Ausencia

Habré de levantar la vasta vida
que aún ahora es tu espejo:
cada mañana habré de reconstruirla.

Desde que te alejaste,
cuántos lugares se han tornado vanos
y sin sentido, iguales a luces en el día.

Tardes que fueron nicho de tu imagen,
músicas en que siempre me aguardabas,
palabras de aquel tiempo,
yo tendré que quebrarlas con mis manos.

¿En qué hondonada esconderé mi alma
para que no vea tu ausencia
que como un sol terrible, sin ocaso,
brilla definitiva y despiadada?

Tu ausencia me rodea
como la cuerda a la garganta,
el mar al que se hunde.

Jorge Luis Borges

1 Comentarios:

A la/s 9:27 p. m., Anonymous Anónimo dijo...

CUANDO CALLAS, ERES PRESENCIA

Creo, sí, en ocasiones,
en los fondeaderos donde las palabras esperan la muerte: la tinta disuelta por la lluvia
sobre esa última carta cuando sin ti partían
los trenes.

O la Biblioteca de Alejandría en llamas, pues, callas de repente
como esas mudas tinieblas,
sin otorgarme el don de verte ni explicarte,
a edipo le arrancas los ojos
y los devoras y a hécuba,
qué mal hizo, la enloqueces
con ilión ya vencida en la última página.
Fueron dos o tres caricias
en mis sienes,
tu mirada locuaz,
extirpando una invisible lágrima,
y el desafío a no decir más
nada. En fin, sería
un adorno imperdonable

 

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